Cuando hablan de «agroquímicos» o «fitosanitarios», están haciendo referencia a «agrotóxicos» que por definición se trata de aquello que se utiliza para combatir las plagas en la agricultura y «tiene un efecto nocivo para la salud». Veneno que enferma y en contacto frecuente, mata.

Si llevamos a un laboratorio cada alimento, bebida, fruta o snack que ingerimos a diario, encontraremos la presencia en abundancia de estos químicos, que tal como referenciamos anteriormente, son peligrosos para la salud. Nadie puede discutirlo.
La lucha de unos pocos hace eco del daño que sufren aquellos que padecen en el cuerpo el precio de ser vecinos de un campo fumigado, sin medidas de cuidado, sin leyes que los protejan – ni quienes las hagan cumplir -, y tampoco respetando las distancias prudentes para las aplicaciones.
Parece ser que nada detiene un sistema que no mira la pérdida irremediable del ser querido de alguien, de sobrellevar la vida con enfermedades incurables, ni de una producción poco saludable para el ambiente y para los consumidores.
Compartimos parte del material fotográfico de la muestra denominada «El costo humano de los agrotóxicos», de la mano del fotógrafo documental Pablo Piovano. Cada imagen está acompañada por palabras del autor, quien realizó un trabajo de investigación a lo largo del país documentando a través de su lente el daño que causa el uso de glifosato y demás tóxicos.


Más sobre Pablo Piovano
Ganador del premio Manuel Rivera Ortiz, Philip Jones Griffiths Award, Nannen Preis y del 6×6 Talent of World Press Photo South America.