Unos 116 libros integran los anaqueles del fondo bibliográfico Juan Laurentino Ortiz que resguarda la Biblioteca Provincial, institución que se encuentra bajo la órbita de la Secretaría de Cultura. También hay un conjunto de muebles que pertenecieron al autor. La atmósfera creada por los elementos personales invita a conocer a uno de los exponentes culturales de la provincia.

En 2015, y gracias a una donación familiar, el organismo provincial recibió los libros que integraban la biblioteca personal del autor de En el aura del sauce. Se trata de un repertorio en el que priman los ejemplares de poesías; pero también hay novelas, cuentos, revistas, libros traducidos por el mismo Juanele, y libros sobre música.
Ángel Puebla se desempeña como trabajador de la Biblioteca Provincial desde hace 17 años, y se dedicó a los procesos técnicos de catalogación y clasificación de estos libros desde el momento que fueron recibidos por la institución. Puebla explica que los libros están muy bien conservados y disponibles para lectura en la sala del organismo, ubicado en Alameda de la Federación 278 de Paraná. “La gran mayoría del fondo está integrado por poesías. Se nota que él era muy reconocido inclusive a nivel internacional”, expresó el trabajador.
Según el Decreto N° 3794 del -en ese entonces- Ministerio de Cultura y Comunicación del Gobierno de Entre Ríos, en 2012 la nuera de Juanele, Elena Sabella, había donado 13 libros a la Biblioteca Provincial, escritos por Ortiz, y un estudio literario sobre su obra. También había dentro de este primer grupo un CD con una entrevista al autor realizada por el periodista José Tcherkaski en el año 1967 (Colección Voces Fundamentales).
En 2015, y antes de arribar a la Biblioteca, el fondo bibliográfico y el mobiliario de Ortiz tuvo una brevísima escala en el Museo Histórico Provincial Martiniano Leguizamón, pero finalmente fue resguardado en el organismo de Alameda de la Federación.
En el expediente administrativo del trámite de la donación figura una nota de la heredera Elena Sabella, en la que expresa que los libros y mobiliario son donados al Gobierno de la provincia “con la finalidad de que sean conservados, resguardados y expuestos en la Biblioteca Provincial, (…) como una contribución al patrimonio cultural de la provincia”. Más tarde, a través del Decreto N° 4052, las autoridades del momento formalizan la segunda donación, le dan destino y comienza el trabajo de catalogación para poder llegar a los usuarios.
El grupo de muebles reúne un escritorio de madera con vidrio, un sillón con almohadones, una repisa con dos estantes, una banqueta tapizada, otros dos sillones más pequeños, una estantería, un cenicero, un televisor de 14 pulgadas, un velador, un proyector super 8, y un combinado de discos marca Ranser; todo en un muy buen estado de conservación. “Las personas se acercan frecuentemente en busca de la visita de los muebles”, cuenta Puebla. Hoy están ubicados en el ingreso al organismo a la izquierda, frente a la oficina del director, con indicativos que lo destacan.
Con el mobiliario y los libros hojeados por Juanele, de alguna manera, se recrea una atmósfera hogareña cercana al universo cotidiano del aclamado poeta entrerriano. Quien se acerca no puede menos que figurarse su silueta con boquilla, entre las lecturas, el mate, sus gatos; y de alguna manera también una cosmovisión que se volvió poesía.
Sobre los autores de la biblioteca de Juanele
“La mayoría de los autores son nacionales”, explica Ángel Puebla. “Hay muchísimos libros muy interesantes. Recuerdo la dedicatoria de Juan Gelman a Juanele, también hay poemas de (Carlos) Mastronardi, (Alfredo) Veiravé que también tienen una dedicatoria. (Juan José) Saer le dedicó varios libros a Juanele. Muchos libros son de autores de Rosario, pues Juanele tenía mucho contacto con la ciudad. Él comenzó a publicar primero en Rosario, en las ediciones de la Biblioteca Popular Constancio C. Vigil”, añade.
En 1978, la periodista y autora Alicia Dujovne Ortiz, viaja a Paraná a entrevistar a Juanele. Según un breve extracto de la producción periodística que publicó el diario La Opinión Cultural, ella narra y cita: “Hacía listas de libros para la Biblioteca, que se puso al día con todo el pensamiento del mundo. (Cayetano) Córdova Iturburu vino a verla y se quedó sorprendido: «Pero ni en las bibliotecas de Buenos Aires tenemos esto», dijo. Yo «pescaba» y traía traducciones del ruso, del japonés, literatura africana, todo. Descubrí, por traducciones francesas, a Panait Istrati y a Pasternak antes de que en la misma Europa los apreciaran tanto… Y de Rabindranath Tagore, que tradujo al inglés y al francés a los poetas hindúes, tomé cosas que traduje, algunas publicadas, otras, no. También Maiakovski. Muchas traducciones hice, muchas, de Aimé Césaire, de Senghor, antes de que los conocieran tanto… Con un amigo de acá, Rubén Turi, traduje varios libros de Louis Aragon. Y chinos, poetas chinos, porque me ayudaron unos muchachos de China que sabían castellano” .
Hilando en el tiempo y las derivas de aquellos ejemplares se puede inferir que muchos de ellos hoy tienen la posibilidad de ser recorridos por los lectores que se acercan a Alameda de la Federación.
Entre los destacados de poesía argentina se pueden enumerar: Emma Barrandéguy, Gaspar Benavento, Marcelino Román, Alfredo Veiravé, José Eduardo Seri, Juan Gelman, Carlos Mastronardi, Oliverio Girondo, Roberto Juarroz, Orlando Florencio Calgaro, Fermín Chávez, Jorge Luis Borges, Antonio Porchia, Ricardo Güiraldes.
También se registran en el inventario antologías de poetas salteños, libros históricos sobre Paraná de Beatriz Bosch y Ofelia Sors, y novelas y poesías de Juan José Saer.
Entre los poetas de otras nacionalidades se pueden hacer referencias a Rafael Alberti, Vicente Aleixandre, Carlos Drummond de Andrade, José María Arguedas, Luis Cernuda, Miguel de Cervantes Saavedra, Rubén Darío, Paul Éluard, Federico García Lorca, Gabriela Mistral, Pablo Neruda, Jacques Prévert, Rainer Maria Rilke y César Vallejo, entre muchísimos otros. También hay antologías de antiguos poemas chinos, antologías mexicanas, uruguayas y alemanas.
El inventario registra también otras obras literarias de autores de la talla de Rafael Barrett, novelas de Fiódor Dostoyevski y cuentos populares rusos, obras de Joan Miró, Marcel Proust y William Shakespeare.
También libros de Simón Bolívar, Federico Engels, Sigmund Freud, Martín Heidegger, Friedrich Nietzsche, Igor Stravinsky y Lao-Tse.
Para anticiparse y proteger a los libros del paso del tiempo, los trabajadores de la Biblioteca realizan distintos procesos continuos. Ellos explican que para resguardar los libros primero se los cataloga y clasifica, luego se los digitaliza en el sector de preservación. Finalmente, también se ocupan del programa donde se carga digitalmente el libro. “Seguramente, en un futuro habrá una máquina para consultar las páginas y portadas del libro”, explica Ángel Puebla; pero actualmente todos se pueden leer en la sala de lectura.