El 25 de julio de 2004 se produce la desaparición de Fernanda Aguirre, en San Benito. Hubo condenas pero el caso que provocó la conmoción de la sociedad entrerriana no fue aclarado totalmente.
A las 4 de la tarde del 25 de julio de 2004, mientras la selección argentina disputaba la final de la Copa América frente a Brasil en el Estadio Nacional de Lima (que finalmente fue para el Brasil), en San Benito, Fernanda Aguirre cruzaba las desiertas calles del pueblo para llevar las flores que su madre María Inés Cabrol le había entregado para una vecina.
Esa fue la última vez que la vieron los testigos que declararon. Luego hubo un llamado telefónico pidiendo un rescate en dinero de Mirtha Cháves, pareja de Miguel Lencina, motivo por el cual fue condenada. Miguel Lencina, con un frondoso prontuario previo, también fue imputado pero al poco tiempo se suicidó en la celda donde estaba detenido.
La búsqueda de Fernanda fue intensa y la repercusión llegó a los grandes medios del país. Se barajaron diversas hipótesis, desde su asesinato y la desaparición del cuerpo en la zona conocida como de los hornos de ladrillos, al Este de Paraná; o el secuestro y su incorporación a las redes de trata de personas, entre otras, lo que motorizó la búsqueda en todo el territorio nacional.