La mujer de 22 años salió de su casa el 28 de febrero del año pasado, pero nunca regresó. Su cuerpo fue hallado en las márgenes del Río Mojotoro el 7 de marzo. Aún no hay avances en la investigación.
Pasaron más de 365 días desde que Daniela Guantay salió de su casa en el barrio Juan Manuel de Rosas, Salta, y nunca más regresó. Sus restos fueron hallados en la costa del Río Mojotoro y hasta el momento no se pudo determinar las circunstancias ni los autores del feminicidio. Su familia y sus amistades persisten en la búsqueda de justicia ante la inacción policial y judicial.
Daniela Guantay, de 22 años, era madre de tres hijos (S de siete, V de cinco y T de tres años) y era la segunda hija de los seis que tuvo su madre, Verónica Guantay. Aquella noche de su desaparición, el 28 de febrero de 2017, Daniela y su hermana Vanina iban a salir a bailar, aunque su ésta última decidió quedarse. Daniela fue pero ya no volvió más. Al otro día no llegó a su casa, la que compartía con el padre de su hijo T, ni tampoco a la de su madre Verónica, ubicada a dos cuadras.
La inacción machista oficial
El jueves 2 de marzo del 2017, Verónica decidió hacer la denuncia. Llamó al 911 y le explicaron que no podía presentar una desaparición porque tenía que esperar 48 hs después de la última vez que la vieron. En la comisaría del barrio 17 de Octubre, lo único que le dijeron fue: “Su hija ya va a aparecer, seguro anda enamorada”.
Dos días después, el sábado 4, Verónica volvió a la dependencia policial, donde se le informó sobre el comienzo de la búsqueda de Daniela, aunque su familia siempre desconfió del accionar de las fuerzas de seguridad. Desde el primer momento, su madre no creyó la versión oficial. Aquella respuesta de «anda enamorada» había dado argumentos de sobra para eso.
El primer recorrido que se realizó fue de casa en casa. En ese momento, aparecían datos no certeros de que Daniela estaba en tal casa, que pasó por tal lado, pero no. A Daniela, todos negaban haberla visto. Los policías, los amigos, la Ministra de Derechos Humanos, los medios masivos y el Estado.
La búsqueda continuó por su familia, por sus amistades y sus vecinos. En el barrio comenzaron a realizarse pegatinas y recorridos sobre los alrededores de la localidad salteña.
Los restos de la mujer aparecieron el 7 de marzo, justamente cuando un vecino de la zona que pasaba por el río, sintió un olor distinto y al acercarse encontró restos humanos. Atinó a llamar al 911 para informar y avisó a Verónica porque sabía que podía ser su hija.

Ya con la confirmación del feminicidio, la familia continuó en su lucha por la verdad, por el esclarecimiento de los hechos y la consecución de un poco de justicia en medio de tanta impunidad. La causa comenzó caratulada como homicidio, aunque la persistencia de la familia logró que el caso judicial se califique como feminicidio.
Nolberto Silvestre (27), Carlos Alfredo Agüero (33), Franco Aleman (22) y Julio César Monasterio (28) son los cuatro imputados (tres se encuentran detenidos con prisión preventiva) en la investigación que sigue su curso, aunque sin avances. El fiscal es Rodrigo Miralpeix. Por su parte, la familia de Daniela, especialmente su madre Verónica, tuvo que pagar peritos privados mediante una colecta solidaria, afectada con la lucha de los seres queridos de la mujer de 22 años.
Para la semana próxima se esperan novedades de algunos estudios pedidos por la abogada de la familia de Daniela, Gabriela Rodríguez. Mientras hoy se cumple un año exacto del hallazgo del cuerpo de la mujer. Y como en toda investigación judicial, el tiempo se hace amigo de la impunidad.
Fuente: La Garganta Poderosa, Informe Salta y Agenda Abierta