Pañuelos verdes, remeras rojas

El debate acerca de la despenalización del aborto, abordado a partir de imágenes cotidianas. Nos interpela, nos pellizca. Nos gusta o no, pero ya no podemos hacer a un lado la vista. ¿Qué defendemos cuando decimos vida?

Foto: Mica Del Fabro

Por Iván Taylor

I

La imagen es de una mateada entre amigos. Es de la palabra aborto que aparece como desde abajo de la mesita ratona o desde uno de los helechos que cuelgan en las macetas-balcón de la galería. Como si se detuviera la música, la imagen es de todos los presentes queriendo ubicarse en una silla, no quedar de pie.
Un tema como el aborto, su carácter de derecho, las posibilidades de acceso a ese derecho hoy ya no sujetas sino más bien maniatadas a las condiciones económicas de quién quiera hacer uso de él y por sobre todo, la falacia de pensar que estamos debatiendo acerca de la existencia una práctica que tiene una incidencia en el país de unos 500.000 casos/año, no le suena indiferente a nadie.

Aborto, pañuelos verdes, remeras rojas.

II

La imagen es de una profesional de ciencias de la educación que se manifiesta en las redes sociales como dispuesta a abandonar el miedo y la presión del ámbito académico para decir lo que piensa: que falta educación y que es parte de la obligación de cada docente, que es una opción personal, que es una cuestión moral, que ella dice Si A La Vida. Elige para acompañar sus palabras, una imagen de la manifestación de remeras rojas de ayer en Paraná.

La imagen es de una profesional de ciencias de la educación que no sabe que la ESI no es responsabilidad de cada docente, que la Iglesia católica hace lobby permanentemente para evitar que se desarrollen esas temáticas en las escuelas, que la despenalización del aborto no es una cuestión moral sino de Salud Pública, que la despenalización del aborto ha reducido notablemente su práctica en los países que han avanzado sobre ella, que tampoco es una opción personal porque tu experiencia a lo sumo será un grano de arena en la playa y nadie puede ser la medida de las cosas que atañen a toda la sociedad.

La imagen es detenernos en la palabra vida…

III

De un lado de la mecha, cuando se escucha vida, se sabe que saben muy bien de lo que hablan. En este aspecto, cabe destacar el trabajo de miles y miles de mujeres que tenaces y tozudas han dado cátedra acerca de lo que se puede lograr cuando se pone la vida en lo que se hace. La vida. Ellas más que nunca y mejor que nadie han demostrado que la organización vence al tiempo, lo empuja, lo hace rodar, lo acaricia y lo muerde hasta llevarlo a la calle y de ahí a cada espacio de la vida. La vida, otra vez.
Nos guste o no, vamos a debatir sobre la despenalización del aborto. Nos guste o no, vale tomarse en serio este debate por cada dolor y cada muerte de las que quedaron en el camino por esta campaña, marchando con banderas o muriendo en un aborto inseguro.
De esas vidas hablan cuando dicen vida.

IV

Con todo, el proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) que la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal Seguro y Gratuito presentado por séptima vez en el Congreso ha pasado a las manos de los indecisos que serán quienes definan la paridad de expresiones a favor y en contra en la Cámara Baja. Es una verdadera desazón ser conscientes de que un tema ya masticado y digerido por el feminismo en todas sus expresiones hoy dependa de legisladores que hablan de religión o moral cuando explican sus razones o, estando abiertamente en contra de la despenalización, como el diputado del PRO Gastón Roma, figuran en el Registro de Deudores Alimentarios Morosos (Redam).

V

La imagen, cerrando, es de dos que cenan e ignoran al gurisito que les deja la estampita en una esquina de la mesa. La imagen es de una estampita con una imagen parecida a la que invocan cuando señalan de asesinas a quienes militan la despenalización del aborto. Al gurisito con sueño y dolor en las tabas, esto poco le importa, pasa fugaz. A la vuelta, nadie le pregunta si hambre, si frio, si los padres cerca, si los hermanos, si casa y cama donde dormir. Es un transparente, un nadie, un ignorado por la sociedad, un alienado.

Ese gurisito fue abortado por la sociedad. Nació, pero no tiene vida porque vida es otra cosa, vida es la oportunidad garantizada de desarrollarte cultural, social y emocionalmente en libertad.

Habrá quienes se pongan las remeras rojas diciendo que “vida humana es persona”, será de ellos que se llamen a la reflexión. Mientras tanto, seguir hablando de derechos de un embrión y a la vez aplaudir que linchen a un pibe por robar un celular, decir que una nena de doce años violada se la buscó porque las pendejas son tremendas y mirá como se visten, acompañar la promoción de la doctrina Chocobar impulsada por Macri y varios de sus ministros, preguntar qué estaba haciendo el guachito de once años que la policía mató de un balazo en la cabeza, tiene un nombre, una palabra muy precisa en nuestro idioma: hipocresía.

El derecho a ser educados para conocer nuestros cuerpos sin culpa y respetar a los otros que están en ese aprendizaje, poder acceder a los anticonceptivos seguros que nos permitan planificar nuestra familia y disfrutar a la vez del sexo en pareja, entre amigos, como quiera cada uno y el derecho de la mujer a decidir si quiere llevar adelante un embarazo en los términos que el proyecto de Ley establece, es vida.

La vida, lo que nos permite definirnos como personas. Vida, un concepto más filosófico y cultural que biológico o religioso.

Por esa vida luchan. A esas luchas, adhiero.

Nos vemos en las calles.