La otra Argentina, según Sagemüller

El comunicado del Directorio. La estigmatización del derecho a reclamar por condiciones justas de trabajo. La falta de memoria de una firma que se fue, dejando en la calle a un centenar de familias.

Tal como sucede con un terremoto, que tiene réplicas después de sucedido el sismo principal originado por la falla geológica, el accidente industrial que conmocionó a la ciudad de Crespo durante las primeras horas del pasado martes, sigue manifestando temblores que ponen en plano la gran grieta ideológica que nos posiciona de un lado y del otro. A veces, casi por inercia o sentido de pertenencia. Otras, como el caso del comunicado oficial puesto a circular por el Directorio de la empresa Sagemüller, por el escándalo y la falta de memoria.

“En el día de ayer, en la planta frigorífica de aves de la empresa ocurrió un siniestro grave, en donde una fuga de amoníaco causada por el desprendimiento de un anclaje de un equipo provocó una explosión muy importante” comienza el comunicado, que apunta en su primera parte a reconocer la rápida reacción del personal frente al siniestro y “algunas acciones heroicas”.

Más adelante, hace un repaso acerca del estado actual de las víctimas más comprometidas y destaca la predisposición del personal para presentarse a limpiar y reparar el desastre causado por la explosión “con el objetivo de recuperar su lugar de trabajo”. Aquí, cerrando el primer párrafo, puede hacer ruido algún pedazo de mampostería flojo, una chapa, un desprendimiento de las cosas que se amontonan en la caída, principalmente al leer que se refieren a los puestos de trabajo como algo propio de los trabajadores, una forma inusual en la letra del empresariado. Pero este ruido no es susto frente al cierre de la circular…

LA GRIETA

“Esto demuestra que existe una Argentina, en donde el respeto por el trabajo, la convicción, el compañerismo, la educación y los valores éticos de las personas aún se conservan intactos” señalan los Directores y rematan la idea: “Es la única manera que la «otra» Argentina, la de los piquetes, la de los juicios laborales, la de los paros, la de los violentos cortes de ruta, se entere y convenza que hay otro camino”.

Tal parece que para la gerencia de Alimentos Sagemüller, el derecho a reclamar por condiciones justas de trabajo, no forma parte del manual del buen trabajador argentino. Es decir que plantear una medida frente a una situación laboral que pone en peligro la salud de lxs trabajadorxs, por ejemplo, o sus sueldos que son el sustento de la familia, destruye los valores éticos, por mencionar uno de los tópicos utilizados para ensayar ese lugar siempre difuso llamado “cultura del trabajo” del que parece que únicamente son responsables lxs empleadxs.

No se lesiona la cultura del trabajo cuando un directorio completo se retira y cierra la planta, dejando en la calle a cientos de familias, como ocurrió en 2001 con esta misma firma. No eran de los trabajadores los puestos cuando con presencia policial se los expulsó de la planta mientras estaban cargando un camión con producción. No se lesionan los valores éticos cuando ese mismo Directorio que hoy escribe loas a la buena voluntad y la responsabilidad, se negó a pagar las indemnizaciones correspondientes a lxs trabajadorxs que terminaron cobrándolas luego de juicios eternos y a cuenta-gotas. O cuando se interponen barreras administrativas si un trabajador intenta constatar los años trabajados en la firma para poder completar el proceso jubilatorio.

Seguramente tengan razón en algo, existe una grieta. Una grieta bicentenaria en este país que duele pero que enseña, que marca pero que deja en claro de qué lado se puede estar frente a las injusticias, a la hipocresía. De este lado de la Argentina, esa que llaman “la Otra”, ni un trabajador ni una trabajadora pueden empoderarse de su puesto de trabajo solo cuando a la empresa le conviene. Nadie puede pretender que en el momento de plantear una disconformidad y salir a la calle, ese puesto deje de ser del trabajador o que lo sea solo cuando debe cumplir con las condiciones impuestas por quienes detentan el poder de los medios de producción.

Quizás se sintieron motivados por la fecha, el hecho de que hoy a nivel nacional se está llevando a cabo una manifestación multitudinaria en contra de las medidas políticas, económicas y sociales del Gobierno. Una de esas manifestaciones que ponen en jaque el destino de la clase trabajadora y que los empresarios llaman “violentas” como si hambrear a la gente no fuera violencia, la más terrible y solapada.

Quizás sea muy grande la desmemoria para una ciudad como Crespo donde todos se conocen un poco, pero esta vez a Alimentos Sagemüller se le pasó el tiempo de cocción y a este bollo insípido del buen patrón no se lo traga nadie. Al menos no de este lado de “la Otra Argentina”.