Crece la inquietud por las antenas de telefonía celular

Comunidades barriales manifestaron su alarma ante la instalación de antenas y sus efectos en la salud. El bioingeniero Esteban Rossi advirtió sobre los riesgos de los campos magnéticos.

Distintas comunidades barriales de Paraná han manifestado su alarma ante la instalación de antenas y sus efectos en la salud. El bioingeniero Esteban Rossi disertó recientemente sobre la cuestión en un encuentro de vecinos de la zona zur. El especialista dialogó con EL DIARIO y advirtió acerca de los riesgos de los campos magnéticos.

En la vecinal Lomas del Sur se organizó recientemente una charla en la escuela Jorge Luis Borges para debatir sobre las torres de telefonía celular; los vecinos de calle Artigas presentaron un amparo a la justicia por la instalación de una antena sin consulta previa; desde la Asamblea Ciudadana Vecinalista sostuvieron la necesidad de que se realicen estudios de impacto ambiental y audiencias públicas antes de que sean instaladas dichas estructuras. Al mismo tiempo, se ha conformado el grupo “Paraná libre de antenas” que tiene por objetivo “compartir información, debatir y convocarnos a proteger la salud de los vecinos frente a la radiación contaminante de antenas de celulares”. De este modo, diferentes colectivos han expresado últimamente su preocupación por el asunto.

El bioingeniero, Esteban Rossi, es docente e investigador de la Facultad de Ingeniería de la UNER y está dedicado al estudio de la cuestión. En la mencionada reunión realizada en la escuela Borges fue el encargado de exponer sobre los riesgos de los campos electromagnéticos.

En diálogo con EL DIARIO, dijo que “las antenas de celular son parte de la electropolución, es decir, la contaminación ambiental debido a las radiaciones electromagnéticas”. Como parámetro de medición se basó en la densidad de potencia de los campos electromagnéticos de principios de siglo XX y los comparó con los actuales. La diferencia es exponencial. El especialista dijo que había “18 ceros de diferencia” entre uno y otro registro. “Entonces, lo que nosotros decimos es que el ser humano no está adaptado para esta presencia del campo electromagnético” indicó. “Tenemos evidencia a nivel mundial de estudios científicos de diferentes investigadores que hablan de que la frecuencia de los celulares tiene un efecto sobre la salud. Queremos alertar al respecto. Hay países que están discutiendo el tema e incluso en Europa han logrado disminuir los niveles máximos de radicación”.

Ante la pregunta sobre cuál es la forma de disminuir el impacto, Rossi contó que existen distintas tecnologías para lograr campos electromagnéticos “distribuidos”. “El nivel de potencia que está permitido para Argentina es de casi 950 microwatt por centímetro cuadrado. Con otra tecnología se lograría reducir mil veces esa potencia. Por lo tanto, podríamos estar en alrededor de un microwatt por centímetro cuadrado. La tecnología está disponible. Lo que pasa es que implica un nivel de inversión que las empresas que se rigen por los flujos de caja no están dispuestas a hacer”, consideró.

Debate

El bioingeniero anunció que el 20 de marzo se realizará una jornada impulsada por la Defensoría del Pueblo de Paraná. “Se buscará replicar un encuentro que se hizo en Buenos Aires a colación de estos temas. Queremos que sea un taller y un espacio de debate en el que confluyan los distintos puntos de vista, con especialistas de la ingeniería, de la medicina y del vecino que está atravesado por esa problemática”, expresó.

A su vez, también dijo que “los campos electromagnéticos nos están atravesando las 24 horas sin que nosotros podamos elegirlos. Los consumidores, las empresas y el Estado tenemos que poder entender que por delante de los intereses y de los avances tecnológicos está la salud. No estamos en contra de la tecnología ni de que la comunicación entre las personas sea cada vez más fluida pero en tanto y en cuanto se garantice que la salud está por delante de todo eso”. Finalmente, manifestó que “también queremos que el Estado financie investigaciones locales y regionales para no depender de la mirada internacional sobre el asunto. Es una cuestión estratégica poder entender qué nivel de impacto tiene en la salud de la población”.

El caso de calle Artigas

Sobre el caso de calle Artigas, Esteban Rossi señaló que “la antena se instaló luego de que fuera derogada la ordenanza que prohibía la instalación”. Al respecto, contó que “la norma dejó de estar en vigencia a fines de 2016 y antes de que fuera promulgada la ordenanza que la reemplazó ya estaba en proceso de instalación esa y otras antenas”. Los vecinos del lugar sostuvieron que al inicio se informó que en el lugar se iba a instalar una estructura de publicidad pero en realidad lo que se estaba colocando era una antena que quedaba “camuflada” detrás de la cartelería. Este hecho llevó a la presentación de un recurso de amparo para que se removiera pero ante el planteo el juez Guillermo Bonabotta falló de manera desfavorable para los vecinos.

Criterio precautorio

En relación a los marcos legales existentes, Rossi indicó que “a nivel constitucional y de los tratados internacionales prima el principio precautorio. O sea que si existe alguna duda respecto de si alguna tecnología o bien de consumo o de uso puede tener impacto sobre la salud entonces hay que suspenderlo hasta demostrar que eso no es nocivo”.

Fuente: El Diario