La odisea que vivió una mujer por la falta de médicos

En un mismo día, a una joven mamá primeriza la internaron en el hospital de Gualeguaychú con contracciones. Como no había ginecólogo la derivaron a Gualeguay. Allí no había anestesista y fue trasladada a Concordia.

“Es una vergüenza la manera en que se manipuló mi parto”. Así describe una joven mamá primeriza la odisea que vivió el 17 de enero. La internaron en el Hospital Centenario con contracciones. Como no había ginecólogo, la derivaron a Gualeguay. Allí no había anestesista y fue trasladada, con bolsa rota, a Concordia, donde finalmente nació su hija. Afortunadamente pudo contar la historia.

Tamara tiene 23 años y estaba preparándose hasta hace unos 10 días, para la cesárea que le practicarían el 20 de enero. Pero el martes 17 su bebé decidió que era la hora y comenzó con contracciones. Preocupada, dado que su médico le había indicado que no podría tener parto natural debido a una enfermedad que padece la joven, fue inmediatamente con su madre y la pareja de esta al Hospital Centenario, donde quedó internada.

Mariela Camejo, la mamá de Tamara contó a ElDía lo que debieron vivir en esa jornada.

“Mi hija empezó con contracciones en mi casa a las 8 de la mañana. Yo llamé a mi pareja, Miguel Ángel, y llevamos a mi hija al Hospital y quedó internada.  Cada cinco minutos tenía contracciones. El miedo era que fuera a dilatar rápido y vaya a tener un parto normal, cosa que ella no podía, según le habían dicho. Alrededor de las 10:30 de la mañana nos llamó una partera y nos dice que no había ginecólogo y que a mi hija la iban a trasladar a Concepción del Uruguay porque hasta las 21 horas no había médico cirujano para practicarle la cesárea”.

En ese momento, Mariela, que veía a su hija dolorida y en pleno trabajo de parto propuso que la trasladen a un sanatorio de Gualeguaychú, donde ella se haría cargo de pagar la cesárea, a fin de evitar el viaje a su hija y los inconvenientes que pudieran surgir durante el traslado. Pero no era un trámite sencillo: en los centros privados solicitaban – como es de esperar – la derivación de un médico responsable, cosa que no había en el Centenario.

A las 12 y media, relató Mariela, y mientras su hija continuaba con contracciones, les informaron que no podrían trasladarla a Concepción del Uruguay, porque en la Neo de ese nosocomio “había un virus”, por lo que la llevarían a Gualeguay.

Así fue que en unos minutos Tamara estaba sobre la ambulancia rumbo a esa ciudad, con obstetra, enfermera y sus familiares siguiéndolos en auto.

La odisea avanzaba. “Cuando llegamos a Gualeguay  nos dijeron que no la recibían ahí porque no había  anestesista”, contó Mariela replicando en su voz la angustia que atravesaron en ese momento. “Presenciamos cara a cara la discusión entre los del hospital de Gualeguay y la gente de la ambulancia: uno que no la quería recibir, otro que le explicaba por qué la habían llevado”, contó Miguel Ángel y confió: “ahí me saqué, la parturienta estaba presenciando todo; estaba  en la camilla sufriendo ¡y ellos discutiendo! Entonces dijeron: ‘bueno,  la llevamos a Concordia. Así no más. Nada de hablar con la madre”.
Tamara había soportado los 80 kilómetros desde Gualeguaychú a Gualeguay en trabajo de parto y ahora debía seguir viviendo la odisea de sumar 300 kilómetros más hasta Concordia.

“Ahí les expliqué que ella no es un trapo de piso. Pero los de Gualeguay insistían en que no había anestesista. Pedí hablar con el director y me dijeron que no estaba, que no lo encontraban”, relató Miguel Ángel.

300 kilómetros más

A las dos y media de la tarde la ambulancia partió nuevamente, esta vez desde Gualeguay hacia Concordia. Tamara avanzaba en su parto, estaba exhausta, vomitaba, se le subió la presión, no aguantaba más. Y rompió bolsa.

“La partera y la enfermera iban preparándose para la emergencia del parto en la ambulancia. Iba con la sirena prendida porque la urgencia lo merecía y llegaron justito al hospital Masvernat”, recordó Mariela.

Allí la internaron inmediatamente y la revisaron. “Dijeron que por el problema que ella tenía no era necesario hacer cesárea y que iba a parto normal. Tamara ni había hecho curso para parto normal, se preparó para la cesárea. A las 20:35 tuvo a su beba”.

Miguel Ángel aseguró que la joven “quedó realmente shockeada, psicológicamente muy mal”. La beba se encuentra bien.

Mariela y Miguel Ángel, a pesar de la odisea vivida, recataron la atención, preocupación y calidez de Mónica Córdoba, la enfermera; de Diana Aguirre, la partera, y de Luis, el chofer de la ambulancia.

Me sentí como un trapo

Tamara, en su Facebook, escribió: “Me cansé de callarme tratando de defender lo indefendible, “Señor” director del hospital Centenario es una vergüenza la manera en que se manipuló mi parto, ya que llegué con contracciones cada cinco minutos a Maternidad, me hicieron los chequeos correspondientes y de repente todo un movimiento que yo no sabía que era lo que sucedía… Hasta que viene la partera y me dice que me tienen que trasladar porque no hay ginecólogo que haga cesáreas, era un martes, y no había médico???…”,  y relata las penurias que debió atravesar.

“Me sentí como un trapo… en ambulancia, con contracciones, descompuesta del calor y los dolores y como era de esperarse, rompí bolsa y fue cuando tuve más miedo…. “

Y finalizó: “Gracias al equipo de la partera, enfermera y chófer pude llegar al hospital de concordia con trabajo de parto, débil, cansada de pasear en ambulancia…. Señor director del Hospital, gracias por hacerme sentir como un trapo del que no se preocupó en ningún momento y lo único que hizo fue lavarse las manos”.

Por Estela Gigena / Fuente: El Día de Gualeguaychú