Este jueves, en la sesión del Concejo Deliberante de Paraná se presentó un proyecto de Ordenanza que regula y declara de Patrimonio de la ciudad a las calesitas y carruseles, y su oficio. Martin Apaldetti, en representación del sector, destacó el apoyo que tuvieron.
Por Pablo Urrutia.
El proyecto de Ordenanza fue presentado por el concejal del FPV, David Cáceres, que a su vez destacó la participación y el acompañamiento del edil Pablo Hernández, UCR–Cambiemos; a la Secretaría General y de Derechos Humanos municipal; y a los propios calesiteros, quienes colaboraron en la elaboración de la norma.
Desde Agenda Abierta, dialogamos con Martín Apaldetti, calesitero en representación del sector, quien dijo: “Estamos muy contentos. Hace muchos años que venimos con la idea y se plasmó muy bien”. Apaldetti confirmó la participación de los calesiteros en el proyecto. “Va a preservar y potenciar la actividad”, interpretó y sostuvo que sus expectativas es que “sea aprobada en la próxima sesión, porque vimos mucho apoyo”.
El proyecto presentado por Cáceres, declara Patrimonio Cultural, Social e Histórico a las calesitas y carruseles de la ciudad y al oficio. Además avanza en la regulación del sector en cuanto a normas de seguridad y habilitación y establece un canon acorde a las particularidades de la actividad.
Martín Apaldetti había iniciado una recolección de firmas para pedir apoyo a la iniciativa y se sorprendió con la respuesta. “Recibimos respuesta de mucha gente, no solo de conocidos, como pensábamos”. Y explicó que “la idea surgió hablando con maestras jardineras y personas de las escuelas que llevan a los chicos a las calesitas el Día de los Jardines, o como paseo de recreación, que me decían que qué podían hacer para colaborar. Y se me ocurrió juntar firmas, pero me sorprendió la respuesta y el cariño que recibimos. Así que el proyecto se convirtió en una buena noticia”.
Apaldetti, llegó a la actividad y se hizo en el oficio de una manera inesperada, según relata: “En el año 1998, estaba muy difícil la cosa, y una tía, hermana de mi papá, se enteró que estaba en venta la calesita de la plaza Sáenz Peña, de calle Carbó y la compró para que yo y mis hermanos trabajemos de forma independiente. Cuando llegamos era un gallinero, no tenía luces para funcionar de noche, el piso era de tierra y la casilla de madera. Con mucho esfuerzo la fuimos levantando y los vecinos respondieron con mucho cariño y apoyo a medida que fuimos creciendo”, dice. “Me fui haciendo el oficio” agrega y reconoce que “no es un hobbie, pero tampoco alcanza, es como un segundo trabajo para nosotros. Pero tiene una satisfacción: “Ver a los chicos sonriendo”, dice Martín, quien destaca que “hacemos mucho laburo social, con la Municipalidad incluso. Hacemos actividades con las escuelas, con los jardines y con los barrios. Hay chicos que tienen nueve años tal vez y se suben por primera vez a una calesita, y ver esas caras, no tiene precio. Es algo que reconforta”, reconoce.
El proyecto que declara Patrimonio de la ciudad a las calesitas y carruseles, destaca también esa tarea social que tienen, y el efecto embellecedor y vivificante de las plazas de la ciudad. Apaldetti, destaca las posibilidades que genera esa posibilidad al estar incluidas en los circuitos turísticos que la ciudad ofrece y tener el acompañamiento de otras áreas, aunque destaca que “más allá del reconocimiento hay que seguir trabajando”, aunque reconoce que “es una buena noticia. Plasma algo que venimos haciendo desde hace mucho tiempo y lo hace de la mejor manera”.